viernes, 16 de octubre de 2015

cervario

Cuando llegaba el dia de sentirse ciervo ,cosechaba mentas del jardin (de esas que crecian al lado del caminito de piedra) ;sus sentidos  se agudizaban ,asi es que olisquear el aire y mirar mariposas se convertian en tarea principal .Este juego de reconocerse como  otros seres y cambiar ,era un secreto tan bello ,que solo podia habitar en su cuerpito de niña.
Ya en la cocina encendia fuego con atencion,como recomendaba su abuela ,y solita se preparaba un te.
Gracias al don de extrema sensibilidad que siendo ciervo tenia ,sorbo tras sorbo ,la invadian cosquillas suavecitas en la panza ,como si las mariposas que habia visto ,le aletearan por dentro ,sintiendo la frescura y el verde de la menta.
Cerro los ojos.Y presintio...

que se acercaba el dia de sentirse pajaro.

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